Breve historia de mis amantes narcisistas


Querida Lucía.

He leído tu libro Tu Corazón No Está Bien De La Cabeza y para mí ha sido una revelación. He visto reflejado primero a mi ex marido y después a los cuatro hombres con los que he estado después de él, desde que me divorcié, y he visto que todos se parecían mucho entre sí, porque todos eran el tipo que describes en el capítulo de “ cómo es un hombre narcisista”.

La historia que cuentas en el libro – bueno, las muchas historias que cuentas- son calcadas a la que viví con mi marido. Exactas. Clavadas. Dan miedo. En mi caso, tenemos un hijo y la situación, como puedes imaginar, es horrible.

Lo curioso es que hasta que no leí tu libro no reflexioné sobre el tipo de hombres con los que he salido después de él.

 

En todos los casos se parecían mucho. Guapos construidos, es decir, muy bien vestidos, muy bien arreglados, cuerpo de gimnasio… Hombres que no habían nacido así sino que se habían construido para resultar atractivos. Muy elegantes, muy educados,  muy ingeniosos, hablaban todos muy bien, con un vocabulario cuidadísimo.  Todos llevaban perfumes muy penetrantes que hacían que les prestaras atención incluso antes de que entraran en la habitación, porque el olor de alguna forma anunciaba su presencia. Todos hablaban de tal forma que te obligaban a escucharles,  muy despacio, modulando mucho las palabras, como si fueran locutores de radio o televisión. Todos eran extremadamente ingeniosos y simpáticos porque, como tú dices, el encanto también se construye y se trabaja: mucho sonreír, mucho llamarte por tu nombre de pila, mucho mirarte fijamente a los ojos, mucho rozarte y saltarse la distancia de seguridad, mucho acercarse a ti y tocarte la cara, el brazo, el pelo, antes de haber establecido un contacto más íntimo. Se parecían todos mucho entre sí. Eran como el mismo patrón de hombre pero clonado en varios hombres diferentes. 

 

Y todos, como tú bien dices, eran grandes amantes. Pero después de lo que he vivido creo que prefiero  en la cama a alguien menos “profesional” y que sepa que en realidad está conmigo, conmigo,  a alguien que me parezca que se lo tiene ensayado todo, que parezca que está corriendo los cien metros lisos, que se tiene ensayado los te quieros y los me encantas y los besos y las caricias, que no se pone nervioso, que no tiene pudor. 

Uno se paso toooooooda la noche haciendo acrobacias en la cama y repitiendo sin parar lo maravillosa que era yo, lo mucho que había deseado aquello, lo increíble que era todo… Me dejó su teléfono, le envié dos o tres mensajes, jamás respondió. Cuando accedí a su perfil de Facebook, todo eran fotos con tías despampanantes, y siempre de fiesta, con la copa en la mano. No me hizo falta más para decidir que ya no le llamaba más.  Meses después,me lo encontré en el cumpleaños de una amiga con una chica jovencísima que podía ser su hija. No me lo podía creer. El no me saludó siquiera. Estaban los dos con los ojos idos, debían ir borrachos perdidos, muy acaramelados, él muy orgulloso exhibiendo su trofeo.

 

Dos. Guapísimo, cultísimo, encantador. Exageradamente educado con todas mis amistades. Todo era taaaan de libro. Lo rato es que nunca le podías llamar a él,  te tenía que llamar él a ti porque estaba muuuuuy ocupado siempre y tenía muuuucho trabajo. Y como tenía muuuuuucho trabajo, desaparecía durante varios días. Al final se me ocurrió ponerle una trampa. Le dije que había colgado una foto en Facebook en la que él aparecía junto con otros amigos ( eso era verdad) y que rápidamente me había contactado alguien diciéndome que tuviera cuidado, que estaba con más mujeres. Y entonces se volvió loco: “ ¡¡¡Esa es la PUTA ZORRA de mi ex mujer!!”. Estaba completamente fuera de sí. Normalmente era un hombre muy educado y controlado, pero en aquel momento se puso a gritar como un poseso.  Evidentemente, no tengo el menor interés en estar con alguien que le llama a su ex “puta zorra” ni mucho menos con alguien que pasa de cero a cien en veinte segundos. Me asustó mucho.

 

Tres. Político de medio pelo,  cargo de libre designación. Me llamaba "cielo” y “cariño” desde el minuto uno, cosa que ya me hizo saltar varias alarmas, me resultó raro y empalagoso. Me acosté con él una noche que estaba borracha y ya en el coche de camino a casa estaba llamándome. Desde entonces me llamaba dos y tres veces al día, mensajes a todas horas. Yo me sentí muy invadida y le dije que no estaba segura de que quería una relación.  Salimos una noche con mi mejor amiga. Yo me volví a casa pronto. Ellos dos siguieron de marcha juntos. MI amiga me llamó llorando para decirme que estaba muy borracha y que acabó liada con él. Mi amiga vino a mi casa. Yo le llamé a él, desde mi teléfono, y puse el manos libres para que mi amiga escuchara. El tipo se deshizo en excusas sobre lo que había pasado. Según él, se había liado con mi amiga solo por despecho y en realidad estaba enamorado de mí, porque yo era la- mujer –mas-fascinante-que-había-conocido y tal.  Después llamó mi amiga. Entonces le repitió el mismo discurso: eres la- mujer –mas-fascinante-que-he-conocido. Nos entró la risa pero también nos sentimos muy utilizadas. Lo curioso es  todavía me llama e intenta quedar conmigo. 

Y cuarto. Era el amigo de otro amigo que llevaba tiempo flirteando conmigo en la manera más normal, quedando de vez en cuando a tomar café y esas cosas.  Desde que me conoció le importó un comino su amigo, puso el turbo y me contactó por redes sociales. Por supuesto, desde el primer día que quedamos yo era la mujer –mas-fascinante-que-él- había- conocido.  Pero como él era exageradamente guapo ( se había construido para serlo con gimnasio y ropa cara y litros de perfume) yo me dejé seducir.  Lo primero que noté es que le llamaba una mujer a todas horas. Sabía que era una mujer porque a veces él cogía y entonces escuchaba su voz.  Un día le dijo: “ Nuria, te llamo luego” Fue tan simple como ir al perfil de Facebook y ver con qué Nuria se comunicaba más. Contactarla fue fácil. Efectivamente, ella me confirmó que estaban juntos. El juró por lo más sagrado que ella no era importante y se puso a criticarla: era demasiado flaca, era una pija, era una frívola. Y entonces yo pensé en esa frase que dice “ escucha atentamente cómo te habla de su ex, porque así hablará de ti en el futuro”. Me pareció de un tremendo mal gusto y desaparecí de su vida. Bloqueé WhatsApp  y redes sociales y le envié un mensaje diciendo que prefería no saber más de él, gracias. Nuestro amigo común me cuenta que sigue con la tal Nuria y que su relación es como el río Guadiana: un día está, otro no está. Supongo que ése es el tipo de relación que me hubiera esperado a mí si hubiera seguido con él.

Por cierto, tres de ellos se metían cocaína, y el cuarto bebía más de lo normal.

 Como comprenderás, me quedé tan tocada con todas estar historias y cuando vi el vídeo de tu libro ( que cuenta punto por punto la historia con mi marido) decidí  comprar el libro y tras la lectura no me ha costado mucho reflexionar sobre por qué atraía a tipos así, que eran todos clones de mi ex (siempre me fue infiel, y el tipo era el mismo: perfume penetrante, guapo, elegante, ingenioso, y me dijo te quiero desde el minuto uno)  

 

La respuesta es: Les atraigo porque tengo algo que quieren. Soy guapa, tengo dinero, tengo una familia con un apellido importante, soy una mujer – modestia aparte- de la que se puede presumir.

 

Y la segunda respuesta es: porque les dejaba entrar. Porque cuando llegaban como una locomotora con sus te quieros y sus me encantas y sus eres-la mujer –mas-fascinante-que-he-conocido no les paraba a la primera de cambio, les dejaba entrar en mi vida porque en el fondo soy muy insegura y tengo muy poca autoestima, y necesitaba de esos piropos, y quizá eso me impedía fijarme en  hombres más tímidos, menos construidos, menos “aquí llegó yo” , quizá menos guapos, menos elegantes, menos ingeniosos y menos llamativos, pero más fiables.

 

Me atraen porque me recuerdan a mi padre, que es también un tipo guapo, elegante, ingenioso e... infiel. Yo recuerdo haber visto a mi madre llorar muchísimas veces y haber escuchado broncas de todos los colores. Y lo más fuerte es que cuando yo era adolescente y le pregunté a mi madre que por qué no se separaba, ella respondió : Porque  le quiero. Así que ése es el concepto que aprendí yo del amor, y aquel es el hombre al que aprendí a amar: un narcisista de libro, un encantador de serpientes.

Después de leer tu libro creo que he aprendido mucho y quiero cortar con este patrón tóxico. Te dejo contar la historia pero, por favor, no menciones mi nombre.

Muchas gracias por  haberme ayudado tanto.

 

 

 

Publicado por: Administrador Web
Fecha: Oct. 08, 2013 at 7:06pm



carlos
Oct. 09, 2013 at 11:29am
Me tengo que leer el libro, porque efectivamente un narciso es muy cansino, pero todo lo demás que describes: ingenioso, guapo, buen amante, simpático, que te roza, seductor y encantador en definitiva... no creo que sean cualidades como para salir corriendo... me faltan datos repito. Entre tanto aprovecho para que dejéis de fumar si lo hacéis viendo mi primer corto: http://fibabc.abc.es/videos/pide-deseo-2951.html
y de paso que votéis por el si os gusta. Mucha suerte con el libro!


Silvia
Oct. 10, 2013 at 12:51am
No puedo creer que somos asì tantas en esas condiciones... Yo he vivido tambien una relacion asì, como tu cuarta, y el bebìa mucho tambien... Se parece un guyon ya escrito y vivido muchas veces por muchas mujeres... Y nunca pensé eso cuando estaba viviendo mi relacion toxica... Leer tu historia me ayudò tambien a reflexionar. Gracias a ti y a Lucìa tambien.


Maria
Nov. 18, 2013 at 5:33pm
¡Somos legión! Mi "narcisista particular", que ahora ya es felizmente mi ex, tenía todos los rasgos que describe la chica del relato, y también bebía demasiado y me confesó que había sido cocainómano (ahora ya dudo de lo hubiera dejado alguna vez). Gracias, Lucía, por desenmascarar a esos hombres, te aseguro que ahora los huelo a kilómetros!
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